Amor a Dios, como Ser Supremo y creador de todo cuanto existe, cuyo poder y presencia son manifestados en la persona de Jesucristo, el Salvador y, en el Espíritu Santo, que ilumina nuestro caminar.
Amor al prójimo, manifestado en la solidaridad, tolerancia, comprensión y amistad, más allá de
cualquier barrera humana.
Justicia, actuando con imparcialidad, ecuanimidad y dando a cada quien lo que le corresponde.
Respeto, como valor fundamental que el ser humano debe mantener siempre en su interacción con las
demás personas, su entorno y reconociendo la dignidad de cada ser.
Equidad, propiciando la igualdad de oportunidades y la justicia entre hombres y mujeres, respetando la
pluralidad del conglomerado social.
Integridad, actuando con rectitud y apego a los principios individuales y sociales.